“El que no esté seguro de su memoria
debe abstenerse de mentir”.
Primeras horas de una tarde primaveral. Cinco mesas componen la terraza del único café de una plaza pequeña. Dos chicas de unos treinta años, ocupan una de estas mesas, con dos tazas de cafe.
Unas cuantas palomas merodean por el suelo.
Mariló: (sonríe tras un sorbo de su café) Qué bien te sienta este vestido. Estas monísima.
Corita: - Sí, si, me queda bien, pero... (con cara de sorpresa y encendiéndose un cigarrillo) hace dos jueves me dijiste lo contrario.
Mariló: ¿Yo?, imposible. Si te esta muy bien...
Corita: Me dijiste, que me sentaba fatal y que no te gustaba, que me hacía gorda.
Mariló: No sería el mismo vestido.
Corita: Claro que era el mismo vestido
Mariló: ¿Pero qué me quieres decir? (levanta ligeramente la voz)Corita: Tu verás. ¿qué quieres que piense?
Mariló: Yo no he podido decirte semejante cosa.
Corita: Mira, tu dirás lo que quieras pero eso fue lo que me dijiste hace dos semanas. Si no te acuerdas, para refrescarte la memoria te diré que fue el día que llegué media hora tarde, porque me entretuvo la presidenta de mi comunidad, en el portal. ¿Esto no te dice nada? (Mueve las manos en tono acusador)Mariló: ¡Claro que me acuerdo!, ¡No me iba a acordar! Si estuve aquí plantada esperándote! ¡Ni se te ocurrió avisar!
Corita: - Sí, si, me queda bien, pero... (con cara de sorpresa y encendiéndose un cigarrillo) hace dos jueves me dijiste lo contrario.
Mariló: ¿Yo?, imposible. Si te esta muy bien...
Corita: Me dijiste, que me sentaba fatal y que no te gustaba, que me hacía gorda.
Mariló: No sería el mismo vestido.
Corita: Claro que era el mismo vestido
Mariló: ¿Pero qué me quieres decir? (levanta ligeramente la voz)Corita: Tu verás. ¿qué quieres que piense?
Mariló: Yo no he podido decirte semejante cosa.
Corita: Mira, tu dirás lo que quieras pero eso fue lo que me dijiste hace dos semanas. Si no te acuerdas, para refrescarte la memoria te diré que fue el día que llegué media hora tarde, porque me entretuvo la presidenta de mi comunidad, en el portal. ¿Esto no te dice nada? (Mueve las manos en tono acusador)Mariló: ¡Claro que me acuerdo!, ¡No me iba a acordar! Si estuve aquí plantada esperándote! ¡Ni se te ocurrió avisar!
Las palomas se alejan en torpe carrerilla
Mariló:Este vestido no era. Era uno oscuro.
Corita: !No tengo más vestido que éste! ¡ Lo demás son pantalones... ya lo sabes! (da unas cuantas caladas seguidas al cigarrillo) Lo que ocurrió ese día es que te cabreaste porque llegué tarde. Te pusiste muy borde.
Mariló: ¡Sí! ¡llevabas otro vestido!
Corita: Vaya, entonces te acuerdas de mi retraso, y ¿de qué vestido llevaba, te acuerdas o no? (Levanta el tono de voz).
Las palomas se han ido al centro de la plaza
Corita: ¡O sea, que solo te acuerdas de que llegué tarde!
Mariló: ¡No te dije eso! Mira, no tengo ganas de discutir. Me voy. Adiós.
Se levanta de la mesa, con tal brío que su sillón choca con el sillón de la mesa de al lado a la vez que las palomas salen volando.
El pecho de Corita sube y baja a golpes rápidos. Estruja lo que le queda del cigarrillo en el cenicero. Se apoya en el respaldo dando un profundo y largo suspiro. Enciende otro cigarrillo dando una calada profunda, eleva lentamente la barbillaa para expulsar el humo lentamente. – FIN –
Coque©Julio 2010
Una escena muy bien contada y muy bien orquestrada por el ir y venir de las palomas... très sympa! Dominique
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