DESCUIDO

Al llegar a mi destino olvidé de recoger el equipaje. El autocar arrancó con destino a otra ciudad. Mis libros iban camino de otra ciudad. Me di cuenta cuando el autobús todavía no había abandonado la estación. Yo en la taquilla, mi marido en los lavabos. Se lo digo a la taquillera. La taquillera llama por teléfono al conductor. El conductor para. Echo a correr. El conductor abre la puerta: suba. Yo: disculpe, lo tengo en maletero de ahí abajo. El conductor sonríe con una mueca que parece pensar “andaqueyatevale”. Y yo, gracias, gracias, muchas gracias. No me creía que hubiera recuperado la maleta. Mientas, mi marido en el lavabo. Sale. Me oye decir a la taquillera, gracias, gracias, muchas gracias. Ángel ve mi cara entre agobio y alegría. Y pregunta. Y le cuento.

M.J. Guallart

11/11/2018

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