05 septiembre 2010

DULCE, LA PRINCESA PERSA


En el escaparate de una tienda de animales, dormida sobre brizas de papel de periódico, comenzó mi vida a la edad de cuarenta y cinco días.
Doce años después, di el paso al otro lado, con la ayuda y cariño de mis dueños. Por ello siempre les estaré agradecida.
Ahora, igual que en vida, desde la dimensión en la que me encuentro, les doy mi amor a través de su recuerdos.
Bequer y Figo, padre e hijo, lo saben todo. ¡Buenos chicos!